Tomado de Google

Madame de Lambert

(1647-1733)

 

Recibía en su “salón”, como era costumbre en la época entre las clases privilegiadas, a intelectuales, escritores, .miembros de la academia,  y artistas que se movían entre las nuevas corrientes de pensamiento y teorizaban sobre ellas. Escribió varios libros, destacándose entre las primeras mujeres que realizaban tal actividad (“Consejos de una madrea su hija  y “Consejos de una madre a su hijo”). Ya el hecho de mantener estas relaciones con el mundo del conocimiento la ubicaba en una mujer de nuevas tendencias, no obstante permanecía “conservadora” con respecto al rol de la mujer como un ser discreto, sometido a las pautas tradicionales, (silencio, sustracción del mundo, vida interior, pero al mismo tiempo , tiene obras que se aventuran a criticar al hombre (“discurso contra los hombres” que desperdician la capacidad de amar.).


Madame de Tencin

(1682-1749)

 

También recibía en su casa a intelectuales, teóricos de la nuevas ideas política.

Montesquieu se destacó en entre sus invitados, a quien le publicó el “Espíritu de las Leyes”.

Olimpia de Gouges

 (1748-1748)

Revolucionaria francesa (1748-1793). Se manifestó a favor de la emancipación de la mujer en una Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana. Opinaba que las mujeres también debían ser contribuyentes, y tener derecho a la propiedad, y abogó por la distribución igual de las actividades para mujeres y hombres. Desató las iras de Robespierre, fundó el “Club de las calceteras”, fue guillotinada el mismo día que María Antonieta (1793).

Madame de Stäel

(1766  1817

Anne Louise Germaine Necker, Baronesa De Staël-Holstein, es más conocida como Madame Staël. Hija del financiero Jacques Necker, tendrá en su casa un importante lugar de tertulia política durantela Revolución Francesa. Forzada a abandonar París en 1803 se instaló en el Imperio Alemán, donde visitó Weimar, Berlín, y Viena, volviendo a Francia en algunas ocasiones. Su fama como escritora la alcanzó con «Corinne» novela romántica publicada en 1807. También destacaría «En Alemania» publicada en Londres en 1813 y sus «Cartas», memorias políticas publicadas en 1788. Además escribió novelas, ensayos y trabajos históricos y críticos. Oradora que se refiere  explícitamente a la situación de la mujer, lo que no hacían las Ilustradas..


Théroigne de Méricourt,

(1762-1817)

Nacida Anne Josèphe Terwagne, más tarde adoptaría en nombre de Lambertine. Fue una mujer política francesa. Nació en el principado de Lieja el 13 de agosto de 1762 en Harcourt, en las Ardenas, durante la época de la dominación austriaca; abandona pronto el seno familiar, agricultores acomodados, y trabaja como sirvienta. Esbelta y bonita, «casi tan inteligente como un hombre», se convierte en lo que se dio en llamar una cortesana. Adquiere con rapidez conocimientos de música y literatura, trasformándose en una mujer «ilustrada».

Tras haber vivido en Londres y múltiples aventuras, se incorpora a la Revolución francesa. Hábil con la pistola y el sable, Tehéroigne, más conocida en París como la Belle Liégeois, crea un salón, en la calle Boulay, en el que conoce a Camille Desmoulins, Jerôme Pétion de Villaneuve, Jacques Pierre Brissot, Fabre D’Églantine, Charles-Gilbert Romme…y su salón se convierte en un «club revolucionario».

Théroigne crea, asimismo, el club de los amigos de la ley que se funde con el célebre club de los Cordeliers. En 1790, endeudada, acusada de haber tomado parte en los acontecimientos del 5 y 6 de octubre en Versalles, vuelve a su país natal y se instala en Lieja donde será arrestada la noche del 15 al 16 de octubre. Internada en Kufstein, en el Tirol, conquista a su carcelero y consigue escapar volviendo a París a últimos del año 1791.El 26 de enero de 1792, es recibida con todos los honores por los jacobinos. Se pone a las órdenes de Brissot declarándose ferviente republicana. Hace entrega de sus joyas al club de los Cordeliers, que pasaba por dificultades económicas, e impulsa a todas las mujeres a apoyar a los ejércitos revolucionarios. Es proclamada La primera amazona de la Libertad, y defiende, ardorosamente, los derechos de las mujeres. El 14 de julio de 1789 se presenta en la toma de la Bastilla, empuñando una espada, al frente de un grupo de mujeres. Sus actividades son, no obstante, muy criticadas.

Théroigne esta presente en todos los combates. En mayo de 1793, en el jardín de las Tullerías, es acusada de apoyar a Brissot, líder de los girondinos, es apaleada y despojada de sus vestiduras por un grupo de airadas mujeres; este acto humillante y su opinión de una revolución fracasada la precipitan a la locura. En noviembre de 1800, a los 38 años, es recluida en Salpétriére (París) donde permanecerá 23 años, los últimos de su vida.
Su vida, que la convierte en una de las primeras feministas de la historia, inspiró a Charles Baudelaire la obra poética Las flores del mal, a las que prestó voz Sarah Bernhardt. Murió el 23 de junio de 1817 en Salpétriére, París.

FLORA TRISTÁN

(1803-1844)

«Una tarde de septiembre de 1838, tras permanecer días y días al acecho, un hombrecillo llamado André Chazal disparó en París contra su esposa. La mujer se desplomó en la acera gravemente herida: Flora Tristán era por fin libre».
Flora Tristán nació en París el 7 de abril en 1803, en plena época napoleónica. Fue hija del coronel Marino Tristán y Moscoso, coronel peruano de la armada española  y de la francesa Anne Laisney.

Durante los primeros años de su vida, Flora no se vio privada de nada y crecíó en un hogar siempre concurrido por visitas del nivel de Simón Bolívar y su maestro Sim6n Rodríguez.

La muerte de su padre cuando Flora sólo tenía 4 años sume a la familia en la pobreza. El estado francés revolucionario no reconoce a la viuda ni a los hijos negándoles cualquier bien o derecho.

Por este motivo, Flora comienza a trabajar como obrera en un taller de lítografia. Con apenas 17 años, se casa con el propietario de ésta, André Chazal, y tiene tres hijos, uno de ellos, Aline, será la futura madre del pintor Paul Gaugin.

Decepcionada del matrimonio comienza a trabajar como criada de una familia inglesa, por lo que debe viajar a Inglaterra. Se inicia entonces una lucha legal por la custodia de los hijos que duraría 12 años.

Sus amargas vivencias despiertan en ella un pensamiento y una actitud revolucionaria que la convierte en la precursora del movimiento feminista. Viaja por varios países donde realiza trabajos de toda clase, es en este momento cuando toma conciencia de su condición de «paria».

En 1833 decide viajar a Perú para reclamar la herencia que le corresponde de su padre, pero solamente consigue una pensión mensual. La etapa que pasa en Perú donde asiste a la guerra civil y ve la gran diferencia entre las distintas clases sociales será significante para el futuro de Flora: se convierte en defensora declarada de los derechos y libertades de la clase obrera y de la mujer.

Las persecuciones de su marido continúan, hasta el punto de recibir un disparo que la deja mal herida. Finalmente es  condenado y ella consigue liberarse de él.

A raiz de un viaje a Londres, donde Flora consigue penetrar en la cámara de los lores disfrazada de hombre y donde entra en cometo con los obreros que malviven en una sociedad que les da la espalda, decide dedicar sus esfuerzos en un futuro sobretodo a la clase obrera: antes de empezar a gestarse las ideas de Marx y Engels, viaja por toda Francia dando apoyo a los trabajadores de su país.

En 1844 fallece víctima del tifus con solo 41 años, dejándonos plasmadas sus ideas y sus vivencias en su prolífica obra, de la cual destacan Peregrinaciones de una paria, Paseos en Paris, Selección de Cartas, una recopilación de cartas del Libertador Simón Bolívar, Unión Obrera así como otros dos libros a favor del divorcio.

 

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Hemos hablado sobre el tema de la mujer en repetidas ocasiones , hoy creo que podríamos dar una visión general sobre los orígenes que irán suscitando cambios en su su puesto en la sociedad, así como su desempeño y su proyección dentro del ámbito social. Recogiendo algunas notas entregamos una visión  somera que  puede servir de  introducción a futuros artículos donde la historia y nuestra reflexión nos ayuden ha  obtener conocimiento y criterio sobre un tema tan controvertido.

Puede considerarse antecedentes del feminismo aquellos escritos que se publicaron en el siglo XV, (C. de Pizen), conocidos como “memorial de agravios”, “libro de quejas”, pero que no se incluyen en la literatura feminista ya que no adquieren las características de aquel concepto con el que se ha denominado a un movimiento concreto. El, género “vindicación” aparece en el siglo XVII, con la Ilustración, y  se pronuncia en contra del “patriarcado” y la desigualdad. Y aunque parezca pradójico, en 1600, Paulain dela Barre, (cartesiano) había publicado tres libros feministas, a pesar de su condición masculina.

Se dice que el “feminismo” es un producto genuinamente moderno que surge en el Siglo de las Luces, cien años antes dela RevoluciónFrancesa, y que tiene sus características propias e históricas.

Es curioso, y por eso lo mencionamos cómo a pesar de las consignas que se proclamaron en ese movimiento político (igualdad, propiedad, fraternidad) la mujer continuó execrada de tales privilegios. Sin embargo al estudiar el fenómeno, se presentan claras las razones de este fenómeno. Los teóricos dela Ilustracióna pesar de toda las ideas de renovación política y cultural que trasmitieron, mantuvieron intacta su percepción sobre el ser femenino, y con ello queremos significar que la condición de ésta se considera para aquella época inferior y peligrosa, es decir la mujer no es digna de disfrutar de los derechos civiles, pues dadas sus malas inclinaciones y su debilidad, constituiría una vez hecha dueña de capacidad política, un grave riesgo para la sociedad.

Es por eso que la mujer comenzará las protestas en pro de sus derecho negados.

(Tomado de El Feminismo Google)

 

Madre angelical

17 julio, 2011



 

Antes la gente comentaba sobre mi relación con mis hijos: ¡Ay qué tierna, qué mamá gallina! Siempre dispuesta a recibir bajo el ala, a empollar, a consentir. Ahora resulta que soy un monstruo, de la ternura que me atribuían sólo ha quedado una cruel sustitución: soy una manipuladora, asfixio a mis hijos, no lo dejo respirar, y todo porque he tratado de encaminarlos, a mi juicio, hacia aquello que más les conviene. ¿Qué soy yo quien lo resuelve? Bueno, claro, no es que me adjudique ni dotes de maga, ni mente preclara alguna, pero uno que los quiere sabe mejor que nadie lo acertada o no, de tal o cual decisión. Ahora y que eso es restarles libertad ¡dime tú! Por eso inventan y me critican porque conseguí disuadir a María Susana de que esa carrera no le convenía, ya que ella era frágil y de naturaleza emotiva, luego practicar la medicina era una verdadera locura, hubiera terminado vuelta un bagazo de puro flaca, y con los nervios destrozados pues para colmo, pretendía especializarse en oncología, o sea dedicarse a un morbo de muy pocas esperanzas de curación.

madre devoradora

Bueno mi deber de madre era abrirle los ojos, por eso la mandé a Europa a que se iniciara en estudios de arte que era un área que también la conmovía ¿qué culpa tengo yo de que allí hubiera conocido a un hippy trasnochado con mentalidad de los 60 y con esas ideas de salvar al mundo con amor y paz? bueno y arte también.

Total que fueron a dar a la India donde ahora atienden leprosos, pero en calidad de enfermeros de caridad, porque ¿qué preparación les aportó la museología para curar llagas y carne carcomida? Así que ahora es el museo del horror con lo que conviven.

Se fue y no la volvimos a ver, escribe de vez en cuando (yo sinceramente, preferiría que no lo hiciera pues la última vez mandó una foto donde le agarraba la mano a una niña leprosa, no dormí en toda la noche); y resulta que ahora la culpable soy yo, según las opiniones que por ahí circulan, por dominante y absorbente, de eso y que huyó María Susana. ¡qué injusticia! Y es que la gente de verdad es maluca, porque no conformes con esto también me quieren echar en cara los trastornos de José María, un niño que desde muy temprana edad manifestó mucho carácter y un gran sentido de la prosperidad. Entonces ¿qué le tocaba? Buscar una mujer que casara con su personalidad y sus aspiraciones. Pues no, no encontró otra elección más adecuada que fijarse en una mariposa, frívola y ligera que no piensa sino en la última novedad para pedírsela a José María, además inculta y sin ninguna preparación que le permita desempeñar un papel lucido al lado del marido que tiene, que no es porque sea mi hijo, pero resultó lumbrera. Aunque yo prácticamente ni lo trato porque no hay forma ni manera que escuche mis consejos y recomendaciones, asunto que me pone histérica solamente de pensar qué irá salir de esa prole, porque además de todo se han dedicado a traer al mundo una catajarra de carajitos.

Bueno, la vedad es que les toca una buena vida porque José María produce bien y mucho, y tienen un servicio importado de primera, lo que les falta es preceptor o institutriz, porque mayordomo y hasta ama de llaves tienen (claro Helena, la esposa, no mueve un dedo sino para que le pinten la uña). Pero ¡válgame Dios, la gente no se pude convertir en canguro, (ya perdí la cuenta de cuántos llevan,  ¡hasta morochos! en ésta época, por favor hay otras cosas en qué pensar, más en un mundo amenazado por todos los males habidos y por haber. A Helena no le importó sino durante los meses que pasó embarazada, claro, si nunca los lidió, primero enfermeras y después cargadoras como las llamaba mi mamá. Y ella no suda el pan nuestro de cada día, eso le toca a José María que no tiene descanso. ¡Ah! pero yo soy respetuosa y tengo la conciencia tranquila, he cumplido con mi papel, he sido una madre que se ha inmolado por sus hijos, muchas fueron las noches de desvelos por catarros, lechinas, bronquitis, apendicitis, llegadas de madrugada, ¡los exámenes! Era yo quien presentaba cada uno, tales eran mis nervios, ¡no tuve vida con estos niños! Ni la tengo ahora. Porque la María Susana se largó, argumentando que no soportaba mis manipulaciones y que necesitaba aire para realizarse, y a mi lado ¡no! ¡no podía! Y este papanatas de José María que se deja dominar por esta mujercita y por toda sugerencia ajena, pues ahora y que se está “analizando” para ver como rompe el cordón umbilical conmigo que parece  que lo estresa. Estoy segura de que esa mujer lo ha obnubilado y lo ha hecho perder toda objetividad y cordura, porque yo no me meto en sus vidas, sólo que una madre tiene que aconsejar, sobretodo cuando ve el hoyo en el que se están cayendo sus hijos.

madre angelical

Pero hay que convencerse, el amor de madre, el más desinteresado, no paga, lo arrumban a uno a las primeras de cambio y adiós luz que te apagaste.

Y ahora para colmo mis amigas me han puesto contra la pared con el hecho de que mi problema –dijeron- era que yo era una grandísima acaparadora, que mis celos ¡hasta con ellas! eran enfermizos y que por eso me dejó Ricardo Antonio cuando no pudo más, completamente asfixiado. Lo que soy yo, no vuelvo al bingo con esas guacamayas ¡no es justo! ¡se acabó!



La Mujer de todos



Y se me murió el negrito, qué dolor, si era mi primera parida y qué mal que me salió. Y yo que a decir verdá ni sé quien era el padre, porque yo vivía con Juan Soler, esclavo como yo, y nos juntamos así sin matrimonio, como lo hacíamos la mayoría de lo esclavos, y eso no le preocupó a naiden. Pero en ese bohío, allí en el repartimiento, de noche entraba el que llegaba primero, menos Juan Soler, porque a él lo sacaban pa fuera, y era que el amo y los amitos, les gustaba hacerlo conmigo, y entre ellos ninguno se respetaba, ahí me tenían de mujer de emergencia, porque a veces entraban y se vaciaban, y pa fuera. A ninguno de ellos le importó la muerte del negrito, pero a Juan Soler yo creo que sí, porque él me dijo: -pues yo si creo que era mío, porque tú viste bien ¿verdá? viste que bien negrito que era y tenía esa nariz aplastada como la mía, apenas más chiquita.

MADRES DE LECHE

4 abril, 2011


Relatora

Y con el auge de la producción de cacao el comercio de esclavos prosperó. Y los terratenientes enriquecidos tenían a los esclavos no sólo para el trabajo en el campo, sino que convivían con ellos en su propia casa ya que se dedicaban a todos los oficios del hogar y del cuidado personal de los amos. Y no escasearon las madres de leche cuando la Doña no podía criar a su hijo y alguna de las negras estaba recién parida, por eso se crearon estrechos nexos entre blancos y esclavos, ya que fueron muchos los amamantados por aquellas. ¡Y cómo se encariñaron las esclavas, amas de leche, con los hijos de los blancos! ¿Y ellos? No hace falta decirlo, ¡mi mamá negra!

LA INDIA CARIBITA

4 abril, 2011



Caribita

Todo fue cambiando, lo digo pues porque nosotros practicábamos nuestras costumbres y ritos, y yo tenía mi hombre, marido desde que fui adolescente, y lo decidieron

mi padre y el jefe de la tribu junto con el brujo. Y toda emplumadita me entregaron a mi indio, el que fue el padre de mis crías. Porque a tener indiecitos y a trabajar bastante hasta la hora del alumbramiento en que el hijo venía al mundo, y uno cargaba con él para proseguir con la faena en el bohío y en la tierra, cuidando siempre de no hacer ningún acto que perjudique a la criatura. Pero ellos, los invasores, no comprenden nuestros modos y nos juzgan con dureza, fue así que cuando sacrifiqué a uno de los mellizos y lo enterré bien hondo, el Cura me enjuició, y fue que lo supo por Yanimel que fue soplona, ¿y por qué? pues para eso, para ponerse de buenas con él, para que le diera de esa comida de ellos que a ella le gusta tanto. Pues entonces el sacerdote me pidió cuentas, y yo tuve que explicarle que nunca traicioné a mi marido con nadie, que fui toitica de él siempre y de ningún otro macho, pero el indio siempre sospecha y condena, porque ¿qué es eso de dos niños en vez de uno? El otro tiene que ser de un ajeno, fruto de una cochinada de uno con otro hombre, y entonces ahí le cae a uno el castigo. Y eso que yo no he parido hembra, porque de haberlo hecho pues le hubiera dado muerte para salvarla de tanto padecimiento como el que nos toca a las mujeres, trabajo y maltrato, porque no reposamos ni de noche, a los maridos les aseguramos su alimentación, la chicha que les gusta para ponerse bien perdidos, también el que puedan contar con sus mujeres en buena armonía, porque ellos tienen varias, y todas vivimos juntas. Y ¿ellos? apenas si atrapan algún animal con sus flechas, y se lo comen entre ellos mismos, porque al bohío no traen nada, mientras que nosotras hemos pasado el día cavando la tierra y recolectando el producto con el piojo a cuestas, para la comida de la familia. Y ellos llegan a tenderse en la hamaca, a marearse con la bebida, y a caernos a palos por cualquier cosa. Y eso cuando no nos raptan los otros indios que atacan los poblados, y entonces uno va a parar a otra tribu en calidad de esclava, para pasarla peor.

Pero bueno así es, y uno le pide a la luna y al sol por los favores necesarios, para sobrevivir y criar los hijos.

LA MULATA MERCEDITAS

4 abril, 2011


Y claro que terminé entregándome a él, ¿acaso que fue mezquino su acoso? Y yo no puedo negar cómo se me aflojaban las piernas y me venía ese calor desde allá abajo. Pero luego vino la casa de corrección, me recluyeron y por poco que me quedo en aquella oscuridad para siempre.

Pero así digo yo, por ser mujer y con sangre negra tuve que pagar penitencia, porque a él, que fue quien me lo hizo, entonces a cuenta de “chapetón” recién llegado a estas tierras, le metieron una amonestación y le cantaron la amenaza de excomunión. Pero ¿y qué? si los pecados de los hombres, además terratenientes, pasan por debajo de la mesa. Y por supuesto que él prometió corregir su proceder: ¿cómo? pues abandonando a la negra, y se defendió, ¡si yo no tengo culpa, fue ella que con sus pócimas y hechizos me embrujó! ¡sáquenla de aquí, que lo que le toca es destierro! -así dijo el muy malparido. Lo regañaron de nuevo por lo de creer en hechicería, pero igual siguieron sus consejos, aunque a medias: no me botaron para otro pueblo, sólo que me tapiaron dentro de estos muros donde ni rayito de sol se mete. Y no es la misma cárcel de ellas, las blancas que también cometen pecado, ellas van a hogares de caridad, a hospicios o a conventos, yo estoy recluida en la cárcel para negras Y ¡ah malaya! qué será esto que con tanta rabia como le tengo, aquí solita echada en la tierra, cuando no puedo dormir, es en él que pienso, y Dios me perdone, pero me hace falta.

 

La buscadora de rastros

Amor robado, pero también encendido. La posesión tantas veces forzada, pero tras el espanto inicial, fluye el ardor que se apega a esa figura cruel, y es un modelo de conducta que se trasmite por generaciones: la sumisión, pero no sólo eso, también afección y la morbosa pasión hacia el verdugo.


Al borde del XXI

Relatora

Se ha cumplido una larga jornada en busca de adquirir los derechos negados y de abordar los espacios prohibidos; centurias de sumisión, de callada mansedumbre, de ferviente adoración, de rabia oculta, de humildad impuesta, de ausencia o de borrosa dignidad. Pero oscurecidas, puestas a un lado por la pluma que escribió la historia, allí estaban las mujeres desde siempre, ronroneando su rebelde protesta, atizando el fuego que habría de encender la llama liberadora. Es ahora cuando se hace palpable, pero ¡alto! es preciso subrayar que desde el mundo atávico las pioneras del cambio en toda sociedad, rompieron con la ceremonia dócil de la obediencia ciega y del discreto anonimato practicados como mero rito, sí, porque en cada corazón femenino hay una semilla de autonomía, de compromiso con su entorno, de amor a sí mismo, de necesidad de rescatar la dignidad perdida en manos del hombre y de la cultura. Por eso, el hecho de que las mujeres en las postrimerías del siglo, estén dando qué hacer, era algo previsible si nuestros ojos hubieran permanecido alertas, porque la mujer no puede vivir sin reconciliarse con su naturaleza auténtica, porque no es ella solamente pasividad y recato; entre los pliegues de una conciencia mancillada por la huída y el silencio, se esconde un tesoro que muy lejos de ser desafío a lo masculino, no es otra cosa que la expresión de una esencia rica en ardorosos y valientes rasgos definidos por el anhelo de amar y de entregarse a desafiantes retos; cuando se comprometen los afectos y la propia seguridad en la lucha por desplegar todo de sí, allí donde se hace presente su irrenunciable naturaleza creativa y palpitante, capaz de realizar empresas en todos los terrenos: desde ofrendar la vida hasta edificar estructuras materiales y culturales, y contribuir con ello al desarrollo de su comunidad como el más diestro de sus miembros. Esto es fácil probarlo porque está grabado con amor y dolor en la página de cada día, aunque la historia mezquina no lo haya resaltado en su momento a partir de las indiscutibles evidencias.

El cambio llegó para un amplio sector, no obstante, deja a un lado a millones de mujeres; entonces no es una liberación universal; en las regiones de cultura ancestral no se escucha su voz, en los países “adelantados” y en los tercermundistas, es decir en todos, subsiste el sistema de clases, la desigualdad de oportunidades discrimina a la humanidad en estratos, en etnias, en géneros, impidiendo a grandes contingentes el acceso hacia aquellos niveles de vida donde se acaparan los privilegios de que sólo algunos gozan; en innumerables tierras los clanes dominantes marcan las diferencias y alzan las vallas dejando por fuera a las castas despreciadas; las mujeres que ahí se ubican tampoco logran la emancipación de los códigos antiguos, no acceden hasta aquellas herramientas que les ayuden a una toma de conciencia y a una acción que les permita romper las cadenas que las atan a la ignorancia y a la esclavitud, para así reconciliarse con su esencia.

Ese pasado arcaico, ese montón de vivencias femeninas y los reglamentos que trazaron su conducta y hasta su manera de sentir, se esconden aún en los dobleces de la conciencia colectiva de manera sutil, y por mucho tiempo han contribuido a moldear el comportamiento con un cincel que fue esculpiendo dóciles siluetas prestas a la admiración y a la obediencia, a cumplir y a reverenciar las reglas que las subestiman. Ahí, en la historia de una nación mestiza, quedan marcadas las huellas de su recorrido sumiso, de su respetuosa trayectoria.

DE EL SEGUNDO SEXO




AL PRIMER SEXO

Pero al final del siglo se ha agudizado la inquietud indagadora sobre el “ser mujer”, biología, antropología, bioquímica, economía, historia, sociología, registran desde el pasado ancestral hasta nuestros días, lo que denominó la pluma penetrante de la escritora francesa “el segundo sexo”, (Simone De Beauvoir) lo que hoy la antropóloga norteamericana, rebautiza como “el primer sexo”. (Helen Fisher). Si hemos considerado que la cultura ha disminuido al ser femenino moldeando su temperamento y su carácter hacia el anonimato, nos encontramos ahora con el realce de unos rasgos innatos adormecidos que se enfrentan hoy al entorno social y despiertan para cambiar el mundo. El feminismo radical quiso igualar a los sexos sin valorar aquellos caracteres de la mujer propios de su género; la tendencia hoy, es otra: descubrir a la mujer en toda su dimensión natural y comprender entonces cómo ahora ella se ha destacado en tareas prohibidas sólo reservadas en el pasado al mundo masculino, y al mismo tiempo, realzar las cualidades que la conforman como un ser creativo, innovador, crítico, y capaz de navegar por las profundidades íntimas de su espíritu en busca de la reconciliación con su naturaleza femenina mutilada por los códigos sociales. Ese recorrido fantástico hacia la luz, hacia el encuentro de un equilibrio auténtico que borre el vacío y enriquezca la conciencia sobre sus propios atributos, podremos capturarlo escuchando a la mujer, su voz debe ser expresivo exponente de su inquietud, su anhelo, su frustración y su búsqueda, a veces errática, otras firmemente orientada hacia el descubrimiento de su verdadera naturaleza. Hoy, situándonos muy lejos del machismo y del feminismo extremo, da gusto reconocerse como “mujer”.

AFRODITA 


EN PRO DE MI NATURALEZA

3 abril, 2011


La buscadora de rastros

No quiero parecerme, me alejo de sus posturas varoniles y de su negación a una naturaleza que amo, justamente por femenina, por su riqueza, ¡mi riqueza! Alumbrar, nutrir, cuidar, crear. Y los rasgos físicos que definen mi sexo los cuales resalto con coquetería y ansias de seducción. Esta vulnerabilidad para conmoverme, para entender lo aparentemente incomprensible que sólo es posible con esta energía amorosa que brota de mis hormonas, las mismas que permiten a mis ojos tornarse dulces, húmedos o brillantes, y a mi boca, desgajarse en confortantes besos. ¿Por qué renunciar a ello a cambio de la palabra autoritaria e indiscutible, a la licencia de cambiar el sujeto amoroso como si fuera un implemento de diaria higiene?

No quiero imitarlos tan sólo descubrir mis talentos, los míos, si acaso coinciden con los que ellos han desarrollado, qué me importa, lo esencial es que yo los explote en la medida que los descubro como algo auténtico dentro de mí misma.  Que ello forme parte de mi desarrollo, del despliegue de mi naturaleza esencial, que guarden fidelidad a ella. Quiero mirar por mi lente, tomar conciencia de la pureza de mi enfoque, discriminando las partículas contaminantes que han querido inmiscuirse en mis decisiones de vida.

 

Busco los rastros de las mujeres porque ellos van prendiendo luces dentro de mí, me obligan a penetrar mi profundidad para sacar afuera mis coincidencias y mi distancia, me ayudan a instalar mi propio escenario, y quizás un tribunal donde mis juicios hayan establecido mi enclave, lo qué siento, quién soy, cuáles son mis tesoros.

Cuidado con caer en el despojo del numen de mi esencia y de mi creatividad singular, cuidado con adoptar la ciega obediencia  a los patrones ajenos que sólo me nublan la concepción sobre mi misma con meras imitaciones.

(En Voces de Mujer).

 

MUJERES 1970

3 abril, 2011


Relatora 1970


¿Y ahora qué? resulta que el gran destape. En estas últimas dos décadas, las cosas patas arriba. Y es que se han matizados los espacios de educación, de profesionalización, el mundo del trabajo, con la presencia de la mujer en grado creciente. La realidad material y las nuevas expectativas empujan a la mujer a completar el salario familiar con su aporte, y bueno, a ejercer su profesión. Se juntan necesidades con “ganas de coger la calle” (dirían nuestras abuelas) y no hay duda que cuando la mujer prueba una vida fuera de la casa, y el ganar un sueldo, es decir sentirse contribuyente en el gasto del hogar, y gozar de “cierta autonomía”, crece el panorama, nace un nuevo concepto sobre sí misma, a pesar de que todavía figure en remuneración y estatus laboral por debajo del hombre. Esto significa una ruptura con respecto a “la mujer tradicional” que está solamente pendiente del cuidado del hogar, de satisfacer todos aquellos menesteres que hagan falta, y contar puntualmente con la manutención del padre de familia, su esposo, cuya presencia le impide tener la más mínima ambición de independencia. Pero si se da el caso que la mujer ha trabajado y se ha sostenido a sí misma antes del matrimonio, de pronto se hace más difícil que renuncie a su labor fuera de casa. Por supuesto que empiezan los problemas y si ella logra volver al mundo laboral, tiene que cuidar el tiempo para poder cubrir las necesidades en la casa, y por supuesto, halagar al marido para que no se sienta a menos con eso de que el ingreso no se le debe a él solamente, cuidado ¡qué se resiente¡

El país se ha urbanizado y hay variaciones en la composición social y demográfica. Por otra parte el entorno cultural extranjero aporta una serie de novedades más radicales que abren el panorama y permiten el aterrizaje de nuevas ideas. La “píldora” y la doctrina del “amor libre” sueltan amarras que cohibían a la mujer, y la conformación de grupos feministas crea vehículos para su propagación. No se filtra todo esto de igual manera en los distintos sectores, las más expuestas son obviamente las mujeres que se encuentran en “la calle”, es decir en la universidad, el trabajo, la lucha política. La lid por los derechos se hace más combativa en pro de la igualdad femenina, y el lenguaje se vuelve más incisivo al referirse a “la explotación y opresión de la mujer”, a sus derechos sexuales en contra de estereotipos masculinos.

Una ideología hedonista comienza a cundir a través de los medios, donde se le permite a la mujer las facilidades y derechos para el disfrute de la vida, en contraposición con antiguas convicciones sobre inmolación y sacrificio. Ahora podrá planificar la natalidad, ¡qué egoísmo¡ dicen algunos.

Patricia


Desecho el perfeccionismo por absurdo y estresante, y entonces intento que mi entrega sea serena y ponderada para responder a todo aquello que en un primer momento puede lucir contradictorio e incompatible, pero resulta que forma parte de la misión de vida que me he impuesto. Tengo un hogar y una familia por propia elección, siempre soñé con ello y lo obtuve con alegría. Pero al mismo tiempo ejerzo una profesión que fue escogida por mí y a la cual he de entregarme con ahínco porque es exigente y requiere mucha dedicación. Saltando obstáculos he logrado responder a veces con angustia y con impaciencia, pero siempre intentando dominar la alteración y ahuyentando la derrota. Por más que me organizo es imposible preverlo todo; una familia con esposo y tres niños demanda atención en muchos terrenos diariamente, y no se digan los imponderables que aparecen cuando uno menos espera. En función de “probabilidades”, haces las operaciones para establecer cálculos y confrontas un riesgo muy alto de que sobrevengan imprevistos. Al mismo tiempo, la profesión de pediatra no te deja el consultorio vacío, y hasta cualquier hora. Cuando estás en la casa el teléfono no deja de repicar con las consultas de urgencia, y cuando estás en la cínica, no puedes evitar las llamadas de la casa por motivos tan intrascendentes (para ti) como desde que ¡el pollo que pesqué en la verbena el domingo está perdido!, hasta que, llorando a gritos ¡Morella me pegó. Pero cómo dejar una profesión por la que tanto me esmeré (por no decir me maté) y cuyo ejercicio me ha brindado un grado de satisfacción y el sentimiento del triunfo que tanto perseguí a pesar de los malos augurios de la familia que se horrorizó al saber de qué carrera se trataba. Cuando me tocó hacer “el rural”, mamá por poco se inutiliza, paralelamente a mis preparativos para el viaje, ella resolvió que no sentía las piernas y que no podía caminar. Hubo que convocar junta médica y hacerle todos los exámenes de urgencia, pues ella misma decía: -Me imagino que mientras yo esté así, no te irás. ¡Total un conflicto para mi, ya que tenía fecha fija para ingresar a una medicatura en Apure. Bueno, afortunadamente, los resultados no revelaron ninguna dolencia y los médicos concluyeron que era un problema psicosomático. Entonces hubo que someterla a psicoterapia y antidepresivos. Me tuve que ir con ese amargue ¡Total que sea los que Dios quiera! Y ¡adiós! Claro que fuí el blanco de la familia “extensa” que se escandalizó, y todos a una (como Fuenteovejuna), me despellejaron (como diría mi abuela), afincándose sobre mi egoísmo, el amor a mí misma que me llevaba a preferir la carrera y a abandonar a mi madre en el lecho de su invalidez. Si en realidad me hubiera detenido por este tipo de incidentes no hubiera podido ni siquiera empezar a estudiar, porque mamá, que nunca había padecido de asma, en aquel momento cayó con tres crisis cuando arrancaban mis clases y me llegó a confesar que estaba segura de que si yo me retiraba, ella se curaría. De modo que ya teníamos antecedentes dónde no quedaba duda que se enfermaba para entorpecer mis planes. ¡Claro que no le guardo rencor por eso! porque sufría una necesidad indomable de sobreprotegerme que la martirizaba, entre otras cosas porque no estuvo en el manual de educación a sus hijas, ningún estímulo que las orientara a buscar profesión ni ningún otro oficio que no fuera el hogareño. Gracias a eso mi reputación filial quedó muy dañada, pero la vida me ha recompensado, vivo mi profesión a pesar de los sacrificios que impone, y atiendo a mi familia (claro que no las 24 horas) pero mi organización logra responder para darnos tiempo juntos (tareas, juegos, piscina, cine dominical, con interrupciones, bueno es inevitable, programas con el esposo y oídos para sus problemas), pero yo me he esmerado en crear un estrecho contacto que nos permite sentirnos unidos y apoyándonos unos a otros. De mi marido no hablo mucho porque yo diría que es bastante “conforme” y colaborador, sabía desde que me conoció de mi pasión por la medicina, de novio lo sufrió, y bueno, hoy algunas veces pone cara de mártir, pero no le dura mucho. Lo que si me duele es que él no hace referencia, ni por equivocación, a mi tarea profesional, es como un tema tabú, nunca pregunta, y a pesar de los reconocimientos que he recibido, él no hace alusión a ellos, ni me felicita. Está bien, no pretendo pelear por eso, pero pienso que lo único que sugiere con esa actitud, es complejo, ¡mala suerte!

(En Voces de Mujer)